El clickbait está considerado como publicidad engañosa y como algo malo. Pero, ¿y si los usáramos con sentido? Seamos decentes, como lo sería un verdadero gentleman inglés.
La función del clickbait es llamar la atención y que se haga click y no hay nada de malo en describir el contenido de manera atractiva para generar curiosidad.
El clickbait (o cebo de clicks) lleva entre nosotros desde hace mucho tiempo, bastante antes de que BuzzFeed se convirtiera en experto del tema. Desde periódicos de siglos pasados hasta las series de televisión, que acaban en cliffhanger para que veas el capítulo siguiente. Y claro está, no podemos olvidar los clásicos anuncios que decían “¿está cansado de que se le caigan las monedas? ¡Pues no sufras más!, porque con el nuevo…”
Centrándonos en internet, los títulos de clickbait tienen muy mala fama por la costumbre de “traicionar” a los usuarios prometiendo contenido que nunca es como se dice. La clave de un buen clickbait es conseguir que el usuario entre y que, además, se encuentre con el contenido que espera. Es decir, introducir el contenido de forma expresiva, pero sin engaños.
Si escribes “¡No te puedes imaginar el increíble secreto que nunca he contado!”, y luego resulta que una vez hiciste pis en la piscina… mal. Las emociones nos mueven y manipularlas con exageraciones no lleva a ninguna parte. Ganarás visitas pero, si luego el usuario huye de tu contenido, no ha servido de nada, porque no querrán compartirlo.
Esto también se aplica a Youtube y a las imágenes que se previsualizan. Seguro que alguna vez te ha pasado que buscabas un fragmento de programa de televisión, te metías al ver una imagen y, al final, solo hablaban de ello. Han conseguido visitas, pero la corta duración y la posibilidad de dislikes acabarán perjudicando.
Qué palabras usar en un título
El título es el primer punto de contacto con tu audiencia potencial y puede ser el único si no les llama la atención. Por eso, tienes que cuidarlo mucho y dedicar un tiempo a conseguir uno bueno.
Un primer lugar, piensa en lo que quiere tu audiencia y cuáles son sus sentimientos e intereses. Con eso claro, deja volar tu creatividad y piensa 20 títulos posibles que puedan juntar esos intereses con el tema de tu contenido. Una vez hechos, puedes ayudarte de alguien de confianza para contar con otra perspectiva y elegir el ideal.
El título tiene que aportar valor e introducir de qué irá el artículo. Nada de cosas ambiguas como “Lo que hizo este hombre te alucinará” o “¡Tengo malas noticias!”. ¡Y nada de mayúsculas gratuitas!
Otra cosa que tener muy en cuenta es que el título facilite que se encuentre en Google y otros buscadores. Es decir, si has hecho una recopilación de GIFs de animales, es mejor titularlo “Mira estos GIFs de animales” que “Mira qué pasada de GIFs”. Así, tu recopilación saldría cuando los usuarios busquen “GIFs de animales”.
Seguro que ya te has dado cuenta, pero a la gente le encantan las listas. Ayudan a organizar la información y adelantan su posible duración. Otra forma de llamar la atención es personalizar el título como “Conseguí….” o dirigirte al usuario directamente, como “Cuando leas este…”. Las preguntas también son un buen recurso para llamar la atención: “Sabías que…”. Y si consigues meter (con relevancia) temas de actualidad, referencias a la cultura pop o animales, ya te pueden llover los clicks.
Como ejemplo de los puntos anteriores, no es lo mismo titular “Resumen de la historia de los mayas” que “¿Conoces los 7 momentos más importantes de la civilización maya?”. Así que ya sabes, ya puedes darle vida a tus contenidos gracias a clickbaits con clase.