Estamos acostumbrados a los tutoriales online de YouTube, cómo desmontar un iPhone, hacer ganchillo o practicar ejercicio en casa son sólo algunos ejemplos de lo que podemos aprender por internet.
Pero las “ciber clases” van más allá, como ya sabéis, los video cursos están a la orden del día y ya se utilizan de manera profesional y personal sin limitaciones.
Tanto para aprender como para enseñar, este es un sector goloso que se ha convertido en imprescindible. Si todavía no lo has probado, cuando lo hagas te vas a enganchar.
¿Por qué hacer un curso online?
Lo primero que hay que saber es que la educación está cambiando, ahora todos podemos ser alumnos y profesores a la vez, basta con ser experto o gran conocedor de un tema o sector. Eso sí, siempre con un poco de sentido común y ser conscientes de que no se trata de enseñar por enseñar y a ver si cuela. Pero si eres un crack en algo en concreto o se te dan bien muchas cosas, compártelo.
Además, impartir un curso por internet tiene muchas ventajas:
- Son baratos, no necesitas nada más que tu ordenador, una cámara e internet. Ni alquileres de salas, ni gastos de distribución, contigo basta.
- Puedes impartir el curso desde cualquier lugar del mundo a cualquier hora, ya sea grabado o en directo.
- Tus alumnos podrán realizar el curso a su ritmo(seguirá disponible en la plataforma una vez haya sido emitido en streaming)
- Debes esforzarte para realizar un curso de calidad y completo para los alumnos, pero una vez que el trabajo duro está hecho, no tendrás nada más que hacer, lo cuelgas en internet y el trabajo se hace solo.
- Si es de pago obtendrás ingresos por cada usuario, ¡ojo! Podrían convertirse en ingresos generosos, aunque eso no significa que sea obligatorio cobrar por ellos, también puedes impartir un curso gratuito, será bueno para tu marca o nombre y te darás a conocer en tu sector ampliando tus oportunidades.
Cómo crear un vídeo curso
Hay que empezar la casa por los cimientos, así que lo primero que necesitas saber es el tema (obviamente) pero con cuidado, aunque seas conocedor de muchas cosas, céntrate en algo específico, es mejor enseñar por partes, además de que es más atractivo te permitirá realizar más de uno.
Puede ser en streaming o no. Tampoco es necesario que limites todo a un solo vídeo, clasifícalo en diferentes apartados, especializa a tus alumnos e incluso reparte un diploma cuando el curso finalice, en el caso de que este sea extenso.
Nunca debes olvidar dos cosas: cantidad no significa calidad, es mejor que hagas uno bien, que tres mal y rápido.
Y lo segundo, no intentes engañar, piensa que tus pequeños aprendices aportarán tus conocimientos a sus vidas, así que si de verdad no eres un experto en esa materia, elige otra cosa, porque conocer el tema con pinzas no es suficiente.
Una vez hayas superado la fase ética, busca la plataforma que más te guste: Udemy, Floqq, Vidroop, Tutellus, Moodle o Rcampus son algunas de las más conocidas.
Elige la tuya y empieza a repartir sabiduría.