Sharenting, consiste en un anglicismo, proveniente de las palabras, Share (compartir) y Parenting (paternidad)
¿Cuánto cuesta la privacidad de tus hijos en redes sociales?
¿Dejarías que tus hijos publicasen fotos constantemente sobre su vida, sus acciones, sus vivencias etc.…? Posiblemente la respuesta sería negativa.
Pero ¿qué ocurre si lo hace su padre, o su madre? Los padres demuestran su amor de esa manera, exponiendo recuerdos que a veces pueden resultar vergonzosos para sus propios hijos, e incluso puede provocar burlas entre sus amigos.
El artículo 18.1 de la constitución española, habla del derecho fundamental a la propia imagen.
1. Se garantiza el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
4. La ley limitara el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.
Atendiendo a esta regulación, debería primar el derecho al honor efectivamente entre nuestros familiares, quizá sea un tema que tendrá que ser regulado en un futuro. Todo lo que suponga publicar en redes sociales cualquier contenido relacionado con un familiar sin su permiso, podríamos estar incurriendo en un ataque a la privacidad e intimidad personal y familiar.
Antes de plantearnos publicar algo de alguno de nuestros familiares, deberíamos hacer un ejercicio de empatía, y ver si nos hubiese gustado que nuestros padres en su día publicasen algo sobre nuestra privacidad, que nosotros mismos considerásemos poco adecuado, vergonzoso para que nuestros conocidos lo viesen.
El antes y el después del auge exponencial de las redes sociales
Históricamente las fotografías se enseñaban a los familiares, cuando venían de visita, y se mostraban de manera orgullosa, lo que se convertía en un hito familiar.
Recordarás cuanto tu tía te enseñaba las fotos de sus viajes. Normalmente estábamos una tarde entera viendo fotos de las Cataratas del Niágara, Nigeria, Nueva York… por decir algunos de los muchos lugares. En muchas de las fotos salían familiares, a veces en bonitas circunstancias, y ¿Dónde ha quedado eso? ¿Hemos perdido las buenas costumbres? Más allá del selfie, el sharenting se practica sobre todo con los hijos menores. Mientras la televisión pixela la imagen de los hijos de los famosos, los padres de hoy suben las fotos de sus hijos a redes sociales alegremente.
Retomando el exceso de información en el que vivimos, este tema de compartir en exceso publicaciones sobre la vida de nuestros familiares podría quedar regulado en la Ley Orgánica 1/1982 del 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Pero, ¿la cumplimos?
¿Pedir perdón, o pedir permiso?
En esta sociedad de la información y de la actualización constante, en la que estamos rodeados de estímulos sensoriales por todas partes, llega un momento que las publicaciones cruzan la delgada línea entre lo ético y lo moralmente correcto.
Desde pequeños, cuando hacemos algo mal (a ojos de nuestros mayores), nos regañaban y reprendían para que corrigiésemos nuestro comportamiento, pero si en pleno siglo XXI, un adolescente de 15 años considera que su padre de 45 ha traspasado el límite de la protección de la intimidad. No tiene manera de expresar su desacuerdo, ya que históricamente una persona de mayor edad tenía la razón.
Habrá que establecer normas de funcionamiento en la estructura familiar, o al menos en lo que a las redes sociales concierne.
Será en el momento en que aprendamos que las nuevas generaciones tienen mucho que enseñarnos, ya que han nacido en una sociedad llena de avances, que ni nosotros mismos hubiésemos imaginado.
Como también en Blade runner, estrenada en 1982, nos muestra cómo creían que seria la sociedad en 2019, que a día de hoy, dista mucho de aquella imaginaria historia.
Debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, en los que deberemos respetar la privacidad de cualquier usuario, que no seamos nosotros mismos. Incluso nuestros hijos.